La cáscara de café se refiere a la cáscara exterior que envuelve los granos de café. Al ser esencialmente el «fruto» del café, es también una valiosa fuente de fibra y antioxidantes.
Normalmente, en la producción se desechan estos granos de café, pero pueden emplearse como las hojas de té: desecadas, remojadas y preparadas como bebida.
Las cáscaras de café tienen un sabor sutil y dulce, con matices de bayas y jarabe de arce. La bebida puede disfrutarse sola o preparada como un café con leche.
Para elaborar una cáscara de estilo pour over, hay que utilizar una proporción de 5 gramos de cáscara seca por cada 100 ml de agua calentada a 93 °C/200F. Antes de tomarla, se debe dejar reposar la cáscara durante unos 4 minutos en infusión.
Como el té y el café, la cáscara de café contiene cafeína. Ahora bien, la cáscara solo contiene alrededor de un 25% de cafeína en comparación con el grano de café. La cantidad de cafeína no depende de la cantidad de cáscara utilizada, sino del tiempo de remojo.
En la preparación de la cáscara de café se lleva a cabo un procedimiento similar al del té. Se pueden infusionar las cáscaras sencillamente con un filtro sumido en agua caliente (entre 90° y 100° C) o emplear una prensa francesa, un instrumento de gran popularidad entre los baristas profesionales.
Origen de la cáscara de café
Se cree que se empezó a beber cáscara antes de que se descubriera que los granos se podían tostar para hacer café. Tradicionalmente, se consume en Bolivia como una bebida llamada «sultana» y en zonas de Yemen con el nombre de «qishr», que además de cáscara de café contiene especias.
Como siempre, las mejores elaboraciones se realizan en los países de origen, en las plantaciones, con los productores y los aficionados que han consumido siempre el producto.
¿Qué beneficios tiene la cáscara de café?
La cáscara del café es la piel seca del grano de café, la cáscara, y se desprende a lo largo del proceso de tueste. A menudo, los productores tienen que lidiar con este tipo de residuos que, al ser tan ligeros, se acumulan por todas partes.
Así que, además de prevenir el desperdicio de alimentos, la comercialización de la cáscara de café puede mejorar la economía del comercio del café.
En este sentido, el incremento en la demanda de cáscara convertiría el café en un cultivo muy rentable para las comunidades agrícolas.
Tenemos que tener en cuenta que, por naturaleza, las plantas de café están expuestas a las plagas y bacterias.
De esta manera, esta tema es una consideración especialmente importante para los consumidores de cáscara, ya que, mientras que algunas sustancias químicas pueden perderse durante la etapa de tueste del grano de café, la cáscara normalmente solamente se seca antes de su consumo.
Por ello, las personas interesadas en las evitar todo tipo de químicos pueden optar por utilizar cáscara de productores de café orgánico certificados que no utilizan sustancias químicas.
Además, la compra de cáscara orgánica favorece a los pequeños agricultores que tienen dificultades para obtener la certificación orgánica a pesar de practicar estos métodos de cultivo.
Características de la cáscara de café
Ahora bien, la cáscara de café tiene ciertas características que la diferencian de otras infusiones. En cuanto a los matices de la cáscara de café, podemos encontrar notas de hibisco, pétalos de rosa, frutos rojos, mango, aromas exóticos y florales.
Por otro lado, del mismo modo que con el té y el café, es importante tener en cuenta que la duración de la infusión, la temperatura y la dosis tienen que adaptarse en función del producto final.
De esto dependerá que sea más o menos concentrada, que sea más o menos persistente, más o menos astringente, más o menos delicada o más o menos perfumada.
Obviamente el café de partida también es imporante: la calidad de la materia prima influye en el resultado final, así como la variedad y el sistema de elaboración.
Preparación de la cáscara de café
La determinación del gusto tiene que ver mucho con el origen. Asimismo, depende también de los métodos utilizados en la plantación.
De esta forma, la preparación de la cáscara de café puede ser al natural o lavado. Estos son los dos tipos de separación de la pulpa de las semillas.
En sí, la primera técnica consiste sobre todo en dejar secar el fruto del café de forma natural al sol, y dividirlo en sus dos componentes, pulpa y cáscara, hasta que el grano quede limpio.
En el segundo método, se desprende con una maquinaria capaz de extrapolar el grano del pergamino, la membrana que lo rodea. Luego se sumerge en tanques de agua durante unos tres días, durante los cuales se somete a la fermentación. Posteriormente, se lava y se seca.
Perfil
- Devorador de libros y amante del café haciendo sus pinitos en mundo de la redacción en internet. Tras estudiar medicina tradicional china pasé a especializarme a acupunturusita.